Dos artistas para la solidaridad y otras hermosas actitudes tan poco frecuentes en nuestro tiempo
Dos formas diversas de entender lo que nos rodea, esa realidad tan cambiante y sugerente, tan rotunda en otras ocasiones.
Dos maneras de captar esto, siempre con el arduo mestiere, el oficio que es tan largo, como decía el poeta.
Un poderoso instinto plástico actúa en las esculturas de rufino de mingo, donde los seres que las constituyen luchan y naufragan, pero siempre se salvan, precisamente por esa actitud solidaria y comprensiva en el laberinto gigantesco, en el caos que habitamos todos.
A carmen pagés, le atrae lo telúrico, se inclina por las fuerzas de la naturaleza, algo que siente hondamente, expresando con los animales simbólicos, los ritmos de sus soñadas máscaras, el drama del mar, sus preocupaciones.
Todo esto con exigentes texturas y matices.
Estos caminos que han elegido transitar, se van convirtiendo en hermosos logros que ahora contemplamos, son fruto del mucho elaborar, del mucho pensar en lo que nos pasa, en lo que nos pesa
Manuel Alcorlo